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Enfocados en un grano de mostaza

Publicado el dia 16/03/2024 a las 21h43min
Jesús no vio necesario un gran número de discípulos para cambiar el mundo: solo un poco de levadura.

A veces las noticias nos abruman. Parece que todo está mal, que todo está dañado. Que los que tienen el poder lo detentan con fines egoístas o destructivos, mientras que los ciudadanos de a pie nos sentimos como meros espectadores de una historia de desgracia y errores que se repite.

Son situaciones que nos superan y que nos llevan a ponernos de rodillas y clamar por nuestra tierra. Cada uno podemos hacer algo, en nuestra pequeña escala, en nuestro día a día, en la realidad cercana que sí está a nuestro alcance y podemos afectar.

No debo ignorar la situación macroeconómica, macro política y macro sanitaria; me refiero a que debo ser conocedor de todo lo que está pasando y confiar en Dios para esas situaciones que me parecen como montañas gigantescas; se las confío a Él. Voy a estar alerta y bien informado, siendo crítico con mi mundo. Sin embargo, os propongo que nos sigamos enfocando en la parte que a cada uno nos toca, y que ahí pongamos todo el corazón, toda la fe y pasión, creyendo que nuestra pequeña aportación es importante.

Jesús no nos dijo que tuviéramos mucha fe, dijo “como un grano de mostaza”. Jesús no nos dijo que necesitábamos gran número de discípulos para cambiar el mundo: solo un poco de levadura. Jesús no nos dijo que nos enfocáramos en muchas cosas:

- En cuanto al tiempo, no te preocupes por toda la vida, un día a la vez (Mateo 6:11, Lucas 9:3).

- En cuanto a agradar a Dios, no muchos mandamientos, sino solo uno, ama a Dios y al prójimo (Marcos 12:28-34).

- En cuanto a ganar a los perdidos, no puedes salvar a las noventa y nueve, pero puedes buscar a una oveja perdida o encontrar la moneda que falta (Lucas 15:1-10).

En cambio, Satanás, nuestro adversario, siempre nos quiere desenfocar. En Génesis lo hizo. Mientras que el Creador había ordenado “no comáis de uno”, del árbol del conocimiento del bien y del mal, la serpiente dijo, “con que Dios os ha dicho que no comáis de ninguno”. Dios no les había pedido mucho, sin embargo, eso les quería hacer creer el diablo. Siempre es igual con Satanás.

Dios dice “marido de una sola mujer”: enfócate en amar y cuidar a una. El engañador quiere llevar al hombre a codiciar a más de una; hasta muchas, como el desdichado Salomón, que tuvo mil mujeres (1 Reyes 11:1-4). Así, sacándolo del enfoque en una, y llevándolo a las muchas, esas muchas “desviaron su corazón”. Cuidado con este desenfoque.

Hasta el mismo Dios ha practicado el enfoque en uno; el ir desde lo pequeño hacia lo grande, desde lo micro hasta lo macro. Como Creador comenzó con un hombre, en un mundo, pues “de uno hizo todas las naciones” (Hechos 17:26). Para la salvación no necesitó a muchos, sino solo a uno: “uno murió por todos” (2 Corintios 5:14). ¡Pero qué uno! ¡Qué clase de hombre! El unigénito del Padre, lleno de gracia y de verdad (Juan 1:14). Jesús se enfocó en salvar a uno, a cada uno de nosotros; o, mejor dicho, a una, a su Esposa, su amada Iglesia. Y el Espíritu Santo también practica el enfoque en uno, pues se da sin medida por cada uno de nosotros (Juan 3:34) y habita plenamente en cada hijo e hija de Dios (Colosenses 2:9-10). ¡Si Dios tiene ese enfoque, cuánto más nosotros!

En nuestro servicio debemos proponernos tocar una vida cada día. Salvar a uno, como Felipe, que dejó el avivamiento en Samaria y el Señor lo llevó a predicar a un solo hombre (Hechos 8:26-29). Aunque no debemos olvidar que desde lo micro ejerció influencia sobre lo macro, ya que la persona tocada por la predicación de Felipe era un alto oficial etíope que llevó salvación a su tierra. Jesús impactó a una samaritana y con ese testimonio sencillo afectó a su aldea. Esteban impactó a uno, Saulo; y Dios nos ha impactado a todos a través de ese hombre, el apóstol Pablo. Porque el orden divino no es llegar de los muchos a uno, sino de uno a los muchos.

Hagamos bien el discipulado uno a uno. Moisés tuvo un Josué. Elías un Eliseo. Pablo dejó un Timoteo. Lucas escribió su evangelio y el libro de Los Hechos para uno, Teófilo. Y lo hizo tan bien que nos ha influenciado a todos, debido a que su obra es parte de la bendita Palabra de Dios. Se dejaron usar para influenciar a uno y llegaron a alcanzar a muchos.

A veces, el diablo nos intenta abrumar con lo mucho: mucha necesidad, muchos perdidos, mucho para hacer, muchas complicaciones... Detengámonos y recordemos lo que Jesús nos enseñó: "Así que, no os afanéis por el día de mañana, porque el día de mañana traerá su afán. Basta a cada día su propio mal” (Mateo 6:34). No puede ser tan complicado. Debe ser más sencillo si me dejo usar por el Señor, sirviendo al Uno llego al todo (Gálatas 1.10). De lo micro a lo macro. De lo poco a lo mucho; eso sí, lo poco bien hecho, bien empezado y acabado.

Y para acabar bien este soliloquio quiero dejarte con un ánimo. A menudo la economía, la política, los grandes medios de comunicación o los grandes problemas, lo macro, parece que nos aplasta y nos afecta irremediablemente. Pero no perdamos la fe en que lo micro continúa en el punto de mira de Dios. A Él le encanta tomar a un pastor llamado Moisés y con su vara sacudir un imperio gigante; y quiso salvar a la Humanidad con un pequeño judío que nació en un establo. También puede usarse de hombres y mujeres insignificantes como tú y yo.

 

Fonte: Evangélico Digital

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