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VINCULOS AFECTIVOS

Que son, como se desarrollan, como cultivar vínculos afectivos sanos

VINCULOS AFECTIVOS:

¿Qué son?

Cuando se habla de vínculos afectivos se hace referencia a una relación de amor y de cariño, que es establecida entre dos personas.

Por lo tanto, son los vínculos que se establecen en los distintos tipos de relaciones, como familiares, de pareja, u otras.

Estos vínculos se dan porque como seres humanos vivimos, y nos desarrollamos, en familia y sociedad.

Por tal motivo los vínculos afectivos están presentes en todo lo que hacemos.

Estos vínculos son influenciados por la interacción. Es importante tener en cuenta que son un factor fundamental en la formación del ser humano durante la niñez.

¿Cómo se desarrollan los vínculos afectivos?

En la medida en que crecemos, presentamos diversas necesidades. Cuando estas son cubiertas, desarrollamos emociones de apego .( es una vinculación afectiva intensa, duradera, de carácter singular, que se desarrolla y consolida entre dos individuos, por medio de sus interacciones recíprocas, y cuyo objetivo inmediato es la búsqueda y mantenimiento de proximidad en momentos de amenaza, ya que esto proporciona seguridad, consuelo y protección).

Es por ello que resulta importante mostrar interés por las preocupaciones e intereses de nuestros hijos. Como también lo es recibir gestos de preocupación e interés.

Cuando esto se presenta desde nuestra niñez, tenemos un desarrollo sano a nivel emocional y de nuestra personalidad.

Si no recibimos esta clase de gestos, tampoco estaremos en capacidad de darlos.

Y es lo que sucede con algunas personas, que presentan dificultad para poder establecer vínculos afectivos y desarrollar amistad, o tener relaciones sanas.

Otra de las formas en las que se desarrollan los vínculos afectivos tiene que ver con la expresión de cariño.

Cuando se expresa cariño con palabras, elogios, abrazos, besos y actitudes, nos hacemos capaces tanto de despertar vínculos emocionales como de establecerlos.

¿Cómo cultivar vínculos afectivos sanos?

 Lo más importante en la vida no son los bienes materiales, sino los vínculos afectivos que tengamos con quienes nos rodean. ¿Por qué? Porque es lo único que nos vamos a llevar a la eternidad.

¿Cómo podemos cuidar un vínculo afectivo, ya sea familiar, de pareja o de amistad? Dicho vínculo está en la conexión no verbal con el otro. Es lo que no decimos. Te invito a analizar entonces cuatro cualidades que debemos cultivar que nos pueden ayudar a fortalecerlo.

1. El amor: Amar es dar sin esperar nada a cambio. Si yo doy algo y espero que al menos me den las gracias, eso no es amor sino “tomá y dame”. Dicha actitud no está mal pero hay que blanquearla y no pretender hacerla pasar por amor. Amar es ser capaz de dar a los demás sin esperar nada a cambio, ni siquiera un acto de gentileza como la gratitud. (1co.13:4-5)

2. La paz: La paz no es ausencia de conflictos, como algunos creen. La paz es tranquilidad interior. ¿Cuándo tenemos paz? ¿Cuando no tenemos problemas? Todos atravesamos dificultades en la vida, algunos más, algunos menos. Tenemos paz cuando, a pesar de los problemas, estamos tranquilos. Cuando elegimos una pareja, por lo general, buscamos algo que sobresalga de la otra persona. No queremos a alguien que sea igual que nosotros, sino a alguien distinto. Muchas mujeres están al lado de un hombre por la seguridad que les brinda. Pero en ese vínculo existe una seguridad falsa y una seguridad verdadera. La falsa seguridad proviene de cosas como el dinero o la belleza física. La verdadera seguridad, al igual que la alegría, es una cualidad interna que trae como resultado la clase de paz que sobrepasa todo entendimiento porque no depende de lo que pase afuera y nos trae descanso. (S.Juan 14:27)

3. La alegría: La verdadera alegría consiste en saber que al final de la película me va a ir bien. La alegría superficial surge cuando me sucede algo que me hace feliz; en cambio, la alegría profunda es la actitud que me permite tener la seguridad de que al final de una crisis económica, de una enfermedad, de un problema familiar, o de cualquier situación difícil, voy a terminar exitosamente. Ser alegre contagia de entusiasmo y de fuerza a todos aquellos que comparten nuestra vida (Jer.17:7-8)

4.   La paciencia: ¿Qué es la paciencia? La paciencia es esperar activamente algo que creo que    va a ocurrir. No es resignación, sino acción mientras espero porque tengo la seguridad de que llegará tarde o temprano. Paciencia no es pasividad. Hay gente que es lenta pero no es pasiva. La paciencia nos permite esperar en movimiento, aunque nos movamos despacio.(Rom 8:25)

Amor, alegría, paz y paciencia son  semillas que, si construimos el hábito de sembrar en nuestra relación con los demás, las veremos crecer y dar el fruto que esperamos: Que  nuestros vínculos afectivos sean sanos. Lo más importante para cualquier persona no es vivir para trabajar, o para satisfacer sus gustos personales, sino vivir para construir afectos sanos.

(lc 12:32-34)- (Gal 6:9)

                                                                             Nadia Casafu-Consultor Psicológico