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JJ.OO. - El hombre más veloz del mundo, un vaso frágil sostenido por la fe
Noah Lyles ganó la final de 100 m. dando gracias a Dios por su victoria pese a sus alergias, dislexia, TDA, y temporadas de lucha con la ansiedad y la depresión.
No paran de llegar testimonios desde los Juegos Olímpicos de París de atletas que ponen su fe en Jesús, no solo en el área deportiva, sino también en su vida personal, reconociéndole como quien merece todo el mérito de sus logros-
El último ha sido la estrella del atletismo estadounidense Noah Lyles alabó a Dios después de que aseguró el título de "hombre más rápido del mundo" al ganar la medalla de oro en la final masculina de los 100 metros en los Juegos Olímpicos de París el pasado domingo en Saint-Denis, Francia. Al acabar a carrera no estaba claro quién había sido el vencedor. En los momentos posteriores Lyles pensó que uno de sus competidores había ganado, y comenzó incluso a felicitarlo.
"Tuve que encontrar mi propio viaje con Dios, y mucho de eso llegó a través de la pista porque hubo muchas veces en las que pensé que no sabía si podía hacer esto", dijo Lyles a Premier Christian Radio después de la carrera. "Dios, si realmente quieres que haga esto, dame una señal. Me dio una señal y le dije: 'Nunca volveré a dudar de ti'".
Lyles siempre se ha mostrado abierto sobre las luchas que ha tenido que enfrentar (y enfrenta) y que casi frustraron sus sueños olímpicos. Él ha declarado que tiene asma, alergias, dislexia y TDA; y que tiene temporadas en las que debe luchar contra la ansiedad y la depresión. "Le doy gracias a Dios todos los días por ayudarme a superar todas y cada una de las rondas", dijo. "Sano, mental y físicamente". Pero, te diré que lo que tienes no define lo que puedes llegar a ser. ¿Por qué no tú?", escribió Lyles en una publicación el domingo por la noche en X.
El atleta norteamericano se mostró asombrado por su inesperada victoria (por milésimas de segundo ante los grandes velocistas del momento) y se conmovió hasta llenarse los ojos de lágrimas al hablar sobre su entrenador de la Escuela Secundaria Alexandria City de Alexandria, Virginia, Rashawn Jackson, que murió hace poco más de un mes.
