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Jesús limpió su alma y él los tatuajes que cubrían todo su cuerpo

El hombre más tatuado de Brasil decidió cambiar por completo su vida, incluyendo su imagen, tras encontrarse con Jesús.

Era el hombre más tatuado de Brasil. Era, porque eso cambió luego de que Leandro de Souza optara por someterse a múltiples cirugías para borrar los dibujos que tenían cubierto el 95% de su cuerpo y así dejar atrás lo que era su sello más característico y parte importante de su personalidad.

Su primer tatuaje se lo realizó con tan solo 13 años de edad y después no paró, llegando a ser conocido por ser el hombre más tatuado del gigante sudamericano y ganando una distinción por eso en 2023. Era también fotógrafo y tatuador, abandonando esto último de la misma forma.

Mientras sigue con el procedimiento está buscando un trabajo para restaurar su vida, empezando por lograr pagar la manutención de su hijo y recuperar la tutela de su madre que se encuentra en un asilo.

Este pasado 28 de agosto, el ahora cristiano y extatuador, compartió en sus redes sociales una foto donde se ve el proceso de cómo su rostro fue cambiando después de su eliminación de tatuajes más reciente.

Jesús limpió su alma y él los tatuajes que cubrían todo su cuerpo

El proceso del cambio físico y espiritual

El profundo cambio se produjo porque De Souza, de 36 años, tuvo un profundo encuentro con Jesús, convirtiéndose en cristiano y seguidor del maestro de Galilea. Algo que le llevó a tomar la drástica decisión de borrarse todos los tatuajes que tenía, ya que su contenido y mensaje él entendió que eran incompatibles con su nueva vida espiritual.

"No me sentía bien conmigo mismo, ya no estaba en paz con ellos", declaró a O Globo sobre su decisión de eliminarse los tatuajes. "Era un mundo de excesos del pasado que ya no me hacía ningún bien. Llegó un momento en que me vi como una atracción de circo".

Su conversión a Jesús ocurrió hace dos años, haciéndose miembro de una iglesia evangélica, y en ese tiempo ha seguido un complicado y doloroso proceso para dejar su piel limpia, como sentía que Dios había hecho antes con su alma. En sus publicaciones ha remarcado que el proceso es doloroso y para poder eliminar todos sus tatuajes podría necesitar hasta ocho sesiones. "Duele mucho, por mucha anestesia que usen, el dolor es horrible. Pero eso es parte del precio por las cosas que hice en el pasado", añadió.

"Si imaginas que una persona va a quitarse uno del dedo y ya se queja de dolor, imagina una sesión en todo el rostro, que implica tres tipos de láser", indicó. "Está el primero, para la eliminación. El segundo, de CO2, para rejuvenecer y no dejar manchas. Y el tercero es un tipo de sellador", sumó.