Musica
Lux, el anhelo de Dios en una era secular
Tengo un deseo dentro de mí que yo sé que este mundo no puede satisfacerlo, dijo Rosalía en una entrevista. Su nuevo disco ahonda en esa exploración.
Hace un par de días se estrenó Lux, el nuevo álbum de Rosalia. Lux ha llamado la atención por varios motivos y algunos lo están catalogando como una genialidad artística.
El álbum resulta refrescante sonoramente y genera una sensación de disrupción respecto a lo que popularmente se está acostumbrado a etiquetar como el “hit del momento”. La creatividad se hace presente en Lux, con la fusión de una gran cantidad de géneros musicales en la que destacan los coros polifónicos, las armonías producidas en gran parte por London Symphony Orchestra y los sintetizadores. Se encuentran también el lirismo y unos toques de flamenco en la dulzura de Rosalía. El álbum contiene 15 canciones en su versión digital, que están interpretadas en 15 idiomas diferentes.
Berghain y el anhelo por lo divino
Pero Lux no solo es especial por su banda sonora, sino porque sus letras exploran la espiritualidad y el deseo de trascendencia. En una entrevista para Billboard, Rosalía dijo que su héroe era Dios y mencionó que este nuevo álbum, esconde el deseo de poder resonar con ideas del cristianismo, del budismo, del hinduismo, judaismo y del Islam.
Dice que hay muchas religiones en el mundo y que uno puede aprender cosas de todas ellas. La cantante dijo en otra ocasión: “yo tengo un deseo dentro de mí que yo sé que este mundo no puede satisfacerlo”. ¿Será que ese anhelo se esconde detrás de Berghain, un corazón roto que sabe que fue creado para algo más? Probablemente hay bastante de eso en sus canciones, se percibe en algunas de estas el grito desesperado de aquel que sabe que fue hecho para algo más y que está cansado de la mediocridad y las promesas incumplidas que los placeres del mundo ofrece.
Detrás de Lux se vislumbra el desgaste de un alma que lo ha probado ya todo, la fama, el desarrollo del talento y la alabanza de los hombres, pero aun así, no deja de resonar esa melodía en su interior que le susurra que fue hecha para algo más. Dejan ver que hay algo perdido que no sabe no se sabe qué es, pero que se busca desesperadamente.
En la portada del nuevo álbum, Rosalia aparece vestida blanco, con un velo. Cabe mencionar que su álbum es una búsqueda de espiritualidad sin religión, ni dogmas. A diferencia de otros artistas que han intentado hacer guiño a la espiritualidad para promocionar su música, no se vislumbra esto como una mofa a la religión -como la canción Baticano de Bad Bunny- en Lux se encuentra algo más profundo. Parece una búsqueda genuina. Aparece constantemente la tensión entre lo humano y lo divino. El álbum es una mezcla entre lo secular y lo sacro.
A veces aparece en ciertas canciones un desconcierto ante lo espiritual, la conciencia de estar bajo ante un ser omnipotente, esto es notable en una de sus canciones: Dios es un Stalker. En Mio Cristo, manifiesta una sed de comunión espiritual. En La Rumba del Perdón exalta valores universales que nos vienen de la gracia común, como el perdón, la reconciliación y la compresión ante las faltas humanas. En ocasiones ella exhibe la lucha de su corazón por la pureza, reconoce la tensión entre lo espiritual y lo carnal, deja ver cierta nostalgia por lo sagrado que se ha ahogado ya en nuestra cultura por el ensalzamiento de lo secular. ¿Representa acaso Lux la búsqueda de la Luz verdadera?.
El arte como expresión de la necesidad humana de Dios
R.C Sproul dijo alguna vez que para que el arte sea considerado arte, debe contener estos tres elementos: debe ser verdad, debe tener belleza y debe tener bondad. El arte es a menudo un indicador del tiempo en que se vive. Reconocemos el espíritu de la época a través de la música que escuchamos, las películas que vemos y los libros que leemos. El arte es algo así como un termómetro del momento cultural en que nos encontramos, pero también del espiritual.
Es patente en nuestra época una necesidad por lo espiritual, pero esta espiritualidad que atrae es una sin religión organizada. Cabe preguntarse ¿qué revela este tipo de arte sobre el anhelo espiritual de nuestra generación? Un anhelo por lo divino, una necesidad de escapar de la cotidiano, de la tecnología, y de volver a maravillarse por lo que está más allá del mundo visible, una sed de devolver el arte al artista por excelencia, una nostalgia por lo sagrado.
Y es que da la sensación de que en nuestro mundo post sagrado, post verdad y post Dios, hay una necesidad colectiva de escapar del ruido digital y volver. El arte de nuestro tiempo revela un anhelo sin objeto, una sed que no sabe su nombre, como el Dios no conocido de Pablo en Atenas.
Dios no está lejos
Agustin escribió alguna vez: “Nos hiciste, Señor, para ti, y nuestro corazón está inquieto hasta que descanse en tí”. Lux de Rosalia es un clamor genuino de un corazón que después de haber alcanzado lo que se supone que traería felicidad y plenitud, se da cuenta que perdió algo que no ha podido encontrar. Lux aparece como un pequeño rayo de luz, que está cerca de Dios y al mismo tiempo lejos, pero nunca tan lejos que no pueda ser alcanzado, porque en realidad Dios no está lejos de nosotros (Hechos 17: 27).
La sed por lo eterno se esconde tras las estrofas, su álbum es una obra de arte que refleja la belleza divina, pero sin el Dios personal de la Biblia. Lux pone música sin darse cuenta las palabras que escribió Lewis hace décadas atrás: “Si encuentro en mí un deseo que ninguna experiencia de este mundo puede satisfacer, la explicación más probable es que fui hecho para otro mundo.” Lux nos deja algunas lecciones que vale la pena atesorar, que no todo lo que suena espiritual es realmente santo, pero que todo arte que busque lo divino, es una ocasión para apuntar a Jesús, la luz verdadera.
“En Él estaba la vida, y la vida era la luz de los hombres” (Juan 1:4).
Página:
http://godsend.com.ar//noticia/musica/2025/11/16/lux-el-anhelo-de-dios-en-una-era-secular/1859.html