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Discípulos o simples creyentes

Publicado el dia 27/06/2021 a las 12h10min
¡Todo discípulo es creyente, pero no todo creyente es discípulo!

Lo que está a punto de leer es un tanto confrontacional, porque nos llevará a mirarnos no como la mayoría se ve, sino como Jesús desea vernos; Él llama a toda la humanidad al arrepentimiento y la conversión, luego llama a quienes se transforman en creyentes en Él y asisten a una congregación a que le sigan, transformándose a su imagen e imitando su conducta.

Un seguidor de Jesús es un discípulo, ahora ¡todo discípulo es creyente, pero no todo creyente es discípulo!, esto es importante que usted lo sepa. Muchas personas se convierten en creyentes, pero pocas no muchas desean o llegan a ser discípulos de Cristo. Ser creyente es el primer paso, pero nuestra vida entera debemos invertirla en llegar a ser discípulos de Jesús.

En cierta oportunidad el Señor Jesús «decía entonces a todos: —Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz cada día y sígame. Porque el que quiera salvar su vida la perderá; pero el que pierda su vida por causa de mí, la salvará. Pues, ¿de qué le sirve al hombre si gana el mundo entero y se destruye o se pierde a sí mismo?» (Lucas 9:23-25). La manera de seguir al Señor es negarnos a nosotros mismos, tomar nuestra cruz, que es lo mismo a morir a nuestra agenda, a nuestras prioridades poniéndole a Él en primer lugar para poder seguirle fielmente, y hacer su voluntad.

Ahora, eso se dice fácil, pero no es tan sencillo de cumplir, las exigencias para ser un discípulo de Jesús son muy altas y Él lo detalla muy bien en Lucas 9:57-62, en algunos que deseaban seguirle anteponiendo sus prioridades a las de Jesús; obteniendo esta contundente respuesta: «Ninguno que ha puesto su mano en el arado y sigue mirando atrás es apto para el reino de Dios». En ese momento debió producirse un silencio total.

Es muy alto el precio para ser un verdadero discípulo del Señor, por esa razón la mayoría de quienes asisten a las congregaciones son personas que no están dispuestas a seguir a Jesús, sino que se conforman con ser simples creyentes. Tanto los discípulos como los creyentes van al cielo, la diferencia está en que el galardón eterno que recibirán los discípulos es mayor que el que recibirán los creyentes, porque han dejado mucho más y han seguido a Cristo a pesar de sus innegociables exigencias.

A mis manos llegó una comparación muy apropiada en la que se muestra la diferencia entre discípulos y creyentes:

• El discípulo es la Iglesia / El creyente asiste a una Iglesia.

• El discípulo busca siempre alentar / El creyente busca que lo alienten.

• El discípulo piensa en dar y servir / El creyente piensa en recibir.

• El discípulo obedece y actúa / El creyente murmura y reclama.

• El discípulo enseña la Biblia / El creyente lee la Biblia.

• El discípulo ora por los demás / El creyente espera que oren por él.

• El discípulo está listo para asumir responsabilidades / El creyente espera que le asignen tareas.

• El discípulo entrega su vida entera / El creyente se entrega en parte.

• Para el discípulo Jesús es todo / Para el creyente Jesús es Salvador.

• El discípulo multiplica / El creyente suma.

• Los discípulos cambian el mundo / Los creyentes son cambiados por el mundo.

• El discípulo se esfuerza con ganar almas / El creyente se conforma con llegar al cielo.

• El discípulo es parte del avivamiento / El creyente espera un avivamiento.

• El discípulo actúa / El creyente sueña.

Dios está llamando a todos a llegar a ser sus hijos como Jesús lo fue en la tierra, pero muchos no están dispuestos a pasar de creyentes a imitadores de Cristo. Dios respeta la voluntad humana, pero se perderá mucho en la eternidad a la hora de comparecer ante el tribunal de Cristo para ser galardonados cuando los creyentes reciban muchísimo menos que los que fueron discípulos del Señor en la tierra.

Jesús busca en realidad a seguidores conforme a su imagen y que le imiten, no simples creyentes simpatizantes que asistan a la congregación, pero no están dispuestos a seguirle, servirle y dar abundante fruto espiritual. Las congregaciones están llenas de creyentes que aún no han dado el paso de fe y obediencia de llegar a ser un discípulo de Jesús.

¿Y tú deseas ser un discípulo de Cristo o un simple creyente espectador de lo que Dios está haciendo en la iglesia y a través de Su Iglesia? ¡Dios te ha escogido y cree en ti, es ahora el tiempo de creerle a Él y dar el paso de caminar de espaldas a este mundo y comenzar a ver la obra transformadora y poderosa del Espíritu Santo en tu vida y en la vida de todos los que ganaremos como discípulos de Cristo!  Nuestra tarea es que juntos llevemos al cielo un ejército de discípulos.

¿Usted qué escoge: ser un creyente o ser un discípulo de Jesucristo? ¿Está dispuesto a rendir toda su vida, cada día al Señor, para seguirle y hacer su voluntad?

 

Fonte: Evangélico Digital

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